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La educación de los valores en la familia constituye un tema de gran actualidad y trascendencia en la formación de los hombres y mujeres que necesita la sociedad.
Siembra desde su infancia. La forma de pensar y actuar que tendrán los hijos durante toda la vida se construye en su niñez; por ello, estos son los mejores años para forjar su futuro. Aquí cuatro claves al respecto:
1 LA EDUCACIÓN EMPIEZA EN CASA
La educación familiar estimula las competencias intelectuales y emocionales. Los valores y las emociones se aprenden a gestionar en casa.
2 ENSEÑAR CON EL EJEMPLO
Los hijos aprenden, sobre todo, por imitación. La fuerza de los principios está en la coherencia entre lo que se dice en casa y lo que los hijos ven en el día a día.
3 SABER ESCUCHARLES Y AL MISMO TIEMPO SABER DECIRLES «NO»
Escuchar significa dedicar tiempo, demostrar amor. La empatía es la base para construir una buena relación entre padres e hijos. Por otra parte, los hijos necesitan ser orientados y guiados para garantizar un sano crecimiento en todos los sentidos.
Saber decir «no» cuando predomina el capricho en el comportamiento es una base sana para la gestión de la frustración y el crecimiento en valores esenciales.
4 LA SANA PEDAGOGÍA DE LA CALMA
La calma ayuda a apreciar las pequeñas cosas, a ver los comportamientos de los hijos en clave de progreso y con optimismo cuando hay errores. Los padres y madres necesitan tiempos para transmitirles, no solo conocimientos y habilidades técnicas, sino todo el cariño que les tienen.
Algunos criterios para una siembra eficaz en los valores

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Solo en el diálogo se logra una construcción sana de la personalidad. La serenidad y la alegría en los hijos son resultado de un clima de afecto y apertura hacia ellos.
Dedicar algún momento en la semana, o cuando se pueda, a reflexionar con la pareja y autoevaluar sobre cómo se están transmitiendo los valores en familia puede ayudar a valorar el progreso y fortalecer lo que aún necesita trabajo.
También ayudará saber distinguir entre lo esencial y lo superficial a la hora de definir normas de comportamiento para los hijos dentro y fuera de casa; así como destacar los principios y valores que son realmente esenciales en la vida de los hijos.
Enseñar, educar y formar a los propios hijos es el mejor modo para ofrecerles el camino del crecimiento autónomo, en la responsabilidad y el respeto de sí mismos y de los demás, pero sobre todo es el medio más eficaz para garantizarles una vida serena, feliz y en paz consigo mismos.
Unos hijos educados en los valores son la mejor garantía de una futura sociedad más feliz.

